NOTA AL LIBRO “MÁS AL SUR”
Darwin Bedoya
Este
texto aspira a manchar de tinta las manos que lo agarren. Juan Carlos ha
escrito este conjunto de historias desde ese territorio imantador que es la
búsqueda de temas y paisajes propios, que no se insertan en ninguna corriente,
grupo ni tendencia dominante en el panorama actual de la narrativa que se
escribe hoy entre nosotros. Más al sur
es un libro erigido con la paciencia y el tono de un miniaturista medieval,
pero escrito con el mundo actual como trasfondo. Podemos notar que las
propuestas de este narrador no se encuentran en la línea de las corrientes
virtualmente a la moda, sino que, por el contrario, muestran una atención
profunda hacia los asuntos cotidianos de la gente del ande puneño. El autor,
con estos siete textos, nos confirma su capacidad para generar atmósferas
llenas de arcanos y de sutiles guiños en los que cada gesto está cargado de
sentido. Tal vez estas historias sirvan para preguntarnos: ¿Qué es lo
verdadero? ¿Dónde termina la ficción? ¿Somos lo que somos o lo que contamos?
¿Qué es la realidad sino un lugar ajeno, un escenario de paradojas que,
simplemente, nos parece real? Quizá a partir de estas inquietudes se dé una sucesión
de otras interrogantes, de vicisitudes que se van transformando en historias,
con el rigor y los riesgos que toda búsqueda auténtica acarrea. Estas historias
hablan también sobre el sentimiento de pertenencia y la necesidad de encontrar
nuestro lugar en el mundo. Sentimiento y búsqueda que se van entramando con una
destreza que muestra el dominio del lenguaje y una estructura atrevida y
desfachatada, con una pulsión que concede el fogonazo del asombro, y es que el
autor retrata —a veces con fino humor, otras con ternura y unas más de manera
despiadada y realista— eso que llamamos «condición humana», al hacer confluir
en sus personajes el peso de la historia con ese motor cotidiano que es el
deseo en su más articulada expresión.
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